Les voy a hablar de uno de los mejores futbolistas de la historia, Don Alfredo Di Stéfano.
Di Stéfano fue un futbolista argentino, de finales de los años 40, los 50 y los primeros años de la década de los 60. Jugaba como delantero. Mejor dicho, en la alineación salía que él era el "9", pero la realidad es que hacía de todo. Hacía sus funciones de delantero, es decir, marcar muchísimos goles. Era espectacular el olfato de gol que tenía, marcándolos de todas las formas. Era diestro, pero manejaba muy bien la pierna izquierda. Aguantaba a la perfección el balón, esperando a asociarse con los compañeros que vinieran desde atrás. Jugaba de forma fácil, sin complicaciones y siempre escogiendo la mejor opción para el equipo. Parece que con esta explicación, no fuera un jugador técnico, pero nada mas lejos de la realidad. Tenía una espectacular clase con el balón en los pies, conduciendo la pelota con una facilidad pasmosa, manejando el esférico con ambas piernas y regateando con sencillez y facilidad a los contrarios. Pero también tenía una brillante clase sin el balón en los pies, ejecutando una serie de movimientos que arrastraban a los defensas, para dejar a sus compañeros vía libre a portería, mas unos movimientos de espaldas a portería, que convertían en invisible el esférico, siempre que pasara por Don Alfredo. Era un experto definidor frente al portero, finalizando siempre con elegancia sus jugadas. Pero también tenía un fortísimo disparo lejano con ambas piernas, creando siempre peligro cuando estaba fuera del área.
Eso en su función como delantero. Ahora vamos con la función de creador de juego. El astro argentino era el organizador de juego de sus equipos, llevando el timón con maestría, asociándose con todos sus compañeros y dando asistencias a su antojo.
Pero también tenía la función defensiva. Él era el primer defensa, bajando hasta su portería para robar el balón, como si fuera un defensa. Y la verdad es que lo hacía de maravilla.
Para hacer todas estas funciones, hay que tener una forma física envidiable y la "Saeta Rubia" la tenía de sobra, corriendo durante los 90 minutos sin parar, con una enorme potencia que le hacía ganar en velocidad a muchos rivales y una inteligencia táctica insuperable. Si a esto le añadimos que era el líder y el que tiraba del equipo, hablamos de un jugador difícilmente inigualable. El futbolista perfecto, el futbolista total.
Empezaría su carrera en 1945, en su país natal, Argentina y en su ciudad, Buenos Aires, mas concretamente en River Plate. Pero al no gozar de oportunidades en su primer año, debido a que estaba la famosa "Máquina", se marcharía cedido a Huracán en 1946. Allí jugaría a un gran nivel. Con la marcha de una de las grandes estrellas del River, Adolfo Pedernera, los "Millonarios" no perderían el tiempo y se quedarían con Di Stefáno en 1946, concediéndole el puesto de titular indiscutible. Al lado de los futbolistas que quedaban de la "Maquina", como Lostau, Muñoz, Moreno y Labruna, jugaría a un sensacional nivel, en los dos años y medio en los que pasó en River, convirtiéndose en una gran estrella. Con los bonaerenses ganaría la Liga de Argentina de 1945 y 1947.
Pero en noviembre de 1948, hubo una huelga de futbolistas en Argentina, debido a que el General Perón, quería que el fútbol seguiría siendo amateur o semi amateur y los futbolistas querían cobrar mas, ya que los ingresos de la Liga Argentina iban en aumento. La AFA y Perón no se pusieron de acuerdo hasta mayo de 1949, con una medida que desquició a los futbolistas, un sueldo muy bajo. Con lo cual muchísimos dejaron Argentina, muchos de ellos con contrato en vigor, entre los que se encontraba el mismo Di Stéfano, que eligió la liga pirata de Colombia (había dos, la oficial y la no oficial), en la que se pagaban unos sueldos altísimos, pero que no estaba reconocida por la FIFA. Ficharía por el Millonarios en verano de 1949, en el que coincidiría con Pedernera. En tres años y medio en el club de Bogotá, sería el gran dominador del torneo pirata, la Dimayor, y se convertirían en uno de los mejores equipos del continente. A parte realizaría una gira por Europa, en la que llegarían a Madrid, jugando contra el Real Madrid, en un torneo en el que conmemoraban los 50 años de historia del club blanco. El presidente merengue Don Santiago Bernabéu, había oído maravillas de Pedernera y se disponía a verlo en acción, pero un futbolista al que no conocía, se salió, siendo la gran estrella del torneo. Bernabéu quedó maravillado y se dispuso a contratarlo, sea como fuere.
Bernabéu mandó a su hombre de mas confianza a Bogotá, Don Raimundo Saporta. Un hombre que le hacía todo el trabajo, tanto en fútbol como en baloncesto. Un hombre importantísimo en la historia del Real Madrid, que era el encargado de hablar siempre con el régimen franquista. Y es que hay que recordar, que Bernabéu era falangista, pero no franquista, debido a que no perdonaba al Caudillo, no haber repuesto la monarquía en España y cuanto menos trato tuviera con el dictador, mejor, no fuera a ser que le soltara cualquier improperio, porque Don Santiago nunca se callaba.
Saporta negoció con Millonarios y acordó la venta de Di Stéfano al Real Madrid. Pero había un problema y es que los derechos federativos de Di Stéfano pertenecían a River Plate, así que solo habían comprado una parte del jugador. Así que ahora debían de negociar el traspaso con el club argentino, cosa que era imposible, porque los bonaerenses ya habían vendido al jugador al Barcelona. Y es que Saporta tenía un hueso duro de roer, que se llamaba José Samitier, que había sido leyenda del Barça y ahora era su secretario técnico. Pues bien, tanto Samitier, como Saporta, habían hecho una gran jugada, pero ahora debían compartir a Di Stéfano, ya que tanto Real Madrid, como FC Barcelona, eran los dueños de los derechos de Di Stéfano. Tras tiras y aflojas de unos y otros, la FIFA acordó que el astro argentino jugara cuatro temporadas, la primera y la tercera en el Real Madrid y la segunda y la cuarta en el Barça. El conjunto culé montó en cólera, diciendo que era un disparate y decidió bajarse del barco, renunciando a sus derechos por Di Stéfano. Don Alfredo que había sido presentado por el Barça y había jugado algún que otro amistoso, cambiaba de ciudad y se embarcaba en el que sería el proyecto de su vida y en donde pasaría a la historia. Fichaba definitivamente por el Real Madrid en 1953. Bernabéu y Saporta ganaban, como casi siempre y Samitier perdía, pero tampoco le importaba mucho, porque ya tenía a Kubala de estrella.
Empezaba a formarse, el que sería el mejor equipo del mundo, ya que con Di Stéfano llegaría Don Paco Gento, el que sería uno de los mejores extremos izquierdos de la historia del fútbol. La "Saeta Rubia" jugaría en el conjunto blanco, durante 11 temporadas, en las que se convertiría en el mejor futbolista del mundo o en uno de los mejores del mundo, ya que eso siempre es muy difícil de decir e injusto catalogar a uno, cuando hay tantos. En el conjunto merengue jugaban futbolistas de la talla de Molowny, Joseíto, Zárraga, Miguel Muñoz, Gento y el propio Di Stéfano, con los que ganarían la Liga de 1954. En la temporada siguiente ficharían a dos hombres, que serían muy importantes en los éxitos madrileños, Rial y Marquitos, que les ayudarían a ganar otra Liga en 1955 y la Copa Latina del mismo año, al vencer en la final al Stade de Reims de Kopa. En la siguiente campaña, la 1955-1956, comenzaría la Copa de Europa y el Real Madrid sería el primer ganador del torneo, al vencer al Stade de Reims. Precisamente, en la siguiente temporada ficharían a la gran estrella del Stade de Reims, Kopa, mas la inclusión de Santiesteban, en lugar del veterano Miguel Muñoz, que darían al equipo la frescura y brillantez que necesitaban. Y los éxitos vendrían rodados, alzándose con la Liga de 1957 y la Copa Latina del mismo año, al vencer en la final al Benfica. Pero sobre todo la Copa de Europa del mismo año, al derrotar en la final a la Fiorentina de Hamrin. El conjunto merengue arrasaba en Europa, con un fútbol rápido, preciosista y eficaz, que vencía a sus rivales, no sin sufrimiento, claro está, porque se enfrentaba a equipazos.
En la campaña siguiente ficharían a uno de los mejores defensas del mundo, José Emilio Santamaría. Con él ganarían la Liga de 1958 y la Copa de Europa del mismo año, en el que derrotaría al todopoderoso Milan, de Cesare Maldini, Liedholm y Schiaffino. Siguiente temporada, siguiente pedazo de fichaje, el mejor de todos, el gran Ferenc Puskas. Esa era la guinda que le faltaba al pastel. Pero había un serio problema, que Puskas era uno de los mejores futbolistas del mundo, con un gran ego, al igual que Di Stéfano y no se sabía como iban a coincidir dos genios de semejante calibre. Pues fácil solución, lo mismo que hizo Kopa, que también era de lo mejorcito del mundo, es decir, bajar la cabeza y estar a las ordenes de la "Saeta Rubia". Además hay que decir que Puskas venía de la inactividad, por culpa de la sanción de la FIFA, por huir de Hungría y con un alarmante sobrepeso, que eliminó en tiempo récord. Al aceptar Puskas el rol secundario, bueno, mas bien ser la segunda gran estrella del equipo, trabaría una gran amistad con Di Stéfano y formarían una pareja perfecta, imposible de parar. Con los cinco delanteros merengues (Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento) se llevaría otra Copa de Europa mas, en 1959, derrotando en la final al Stade de Reims de Just Fontaine. La campaña siguiente supondría un cambio grande en el equipo y es que Kopa se marcharía, para volver a Francia, a su Stade de Reims y formar una maravillosa pareja con Fontaine. No solo eso, sino que Rial dejaría de contar incomprensiblemente. Para remediarlo, ficharían a una de las grandes estrellas de Brasil, el genial Didí, pero nunca se acomodaría ni al equipo, ni al país, volviendo sin terminar la temporada a su amado Brasil. Aún y todo se alzarían con otra Copa de Europa (la última de Don Alfredo), en 1960, al aplastar al Eintracht de Francfort en la final.
En la campaña siguiente se quedaría definitivamente, Miguel Muñoz como técnico, que hasta entonces ejercía como parche, tras la destitución del entrenador de turno. Y si con Miguel Muñoz como jugador llegó la gloria, como técnico no sería menos, ya que llevaba dos Copas de Europa como técnico interino. Pero ya no habría mas Copas de Europa para Di Stéfano, que se conformaría con las Ligas. Con el fichaje de Luis del Sol, se ganaría la Liga de 1961. En la temporada siguiente con el fichaje de Vicente Miera, se conseguirían la Liga de 1962 y la Copa del Generalísimo del mismo año. Pero perdieron la final de la Copa de Europa del mismo año, frente al Benfica de Eusebio, Coluna y Simoes. En la temporada siguiente se realizaron numerosos cambios. Se marchó Del Sol a la Juventus y se ficharon a Amancio, Zoco y Muller, con los que ganaron la Liga de 1963. También ganarían la Liga de 1964, pero perderían la final de la Copa de Europa del mismo año, frente al todo poderoso Inter de Milán, de Luis Suárez, Sandro Mazzola, Fachetti, Corso y compañía.
Ese sería su último partido con la camiseta blanca, debido a que tuvo sus mas y sus menos con Santiago Bernabéu, por la renovación de su contrato, ya que el presidente le ofrecía un contrato a la baja y encima como secretario técnico y eso fue tomado como una ofensa por el gaucho, que declinó la oferta, porque él todavía podía dar mucho como futbolista. A todo esto su amigo Kubala, con quien trabó una buena amistad en el escaso tiempo que estuvo en Barcelona, había sido futbolista del Espanyol y ahora era el entrenador del equipo. El húngaro convenció al argentino y la "Saeta Rubia" iba a Barcelona a jugar, pero no al Barça, sino al Espanyol, con quien ficharía en 1964. En el conjunto perico jugaría dos temporadas y se retiraría del fútbol en 1966, a la edad de 40 años.
Con la selección argentina jugaría la Copa América de 1947, en la que la albiceleste sería campeón. Y ya en España obtendría la nacionalidad española y jugaría con la selección varios partidos, pero jamás jugaría ninguna competición de selecciones, ya que no se clasificó para el Mundial de 1958, ni la Eurocopa de 1960. Y cuando se disponía a participar en el Mundial de 1962, se lesionó y no pudo jugarlo. Y es que en el fútbol de selecciones tuvo muy mala fortuna, a excepción de ese título de Copa América con Argentina, ya que con la albiceleste tampoco pudo jugar ningún mundial, porque la albiceleste decidió no participar en los Mundiales de 1950 y 1954.
Con la camiseta de Argentina
Con la camiseta de España
Pero no todo fue maravilloso en la carrera de Di Stéfano, sino que hubo momento para el drama. Y es que en agosto de 1963, durante una gira del Real Madrid por Venezuela, Di Stéfano fue secuestrado cuando estaba en su hotel y lo tuvieron retenido durante 70 horas, hasta que por fin lo liberaron. Por suerte lo trataron muy bien y le daban de comer y de beber, sin ningún problema. Pero el susto se le quedó de por vida.
Dejo un enlace de un artículo de Alfredo Relaño, para AS, en el que explica de maravilla toda la historia del secuestro. https://as.com/futbol/2016/08/26/mas_futbol/1472193439_610722.html
Di Stéfano luego sería entrenador, llegando a ganar una Liga con el Valencia en 1970 y varias etapas en el Real Madrid, sin mucho éxito. Eso si, descubrió la "Quinta del Buitre". También lo tuvimos como comentarista de algunos partidos, como el Mundial de Italia 90 y llegaría a ser nombrado presidente de honor del Real Madrid. Pero lo que le ha hecho inmortal, es su carrera como futbolista, siendo claramente uno de los mejores jugadores de la historia. Un futbolista que era el prototipo de futbolista total y es que solo se me viene a la cabeza Ruud Gullit, que hacía las mismas cosas que Don Alfredo, en cuanto abarcar todo el campo él solo y ser igual de efectivo. Por no hablar del enorme carácter y personalidad que tenía, a parte de sencillez en el trato, que era muy cercano a todo el mundo. Y que no nos engañe el ego que tuvo como futbolista, ya que fuera de los partidos era un tipo muy humilde. Un señor de los pies a la cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario