Les voy a hablar de uno de los mejores futbolistas brasileños de todos los tiempos. Jair Ventura Filho, mas conocido como Jairzinho.
Jairzinho fue un futbolista brasileño, de los años 60 y los 70. Jugaba como centrocampista, actuando por las dos bandas y por el centro, aunque jugó la mayoría de veces por la banda derecha. Era pura potencia, con un cuerpo muy fibroso. Tenía una enorme zancada con la que se recorría todo el campo a gran velocidad. Si a esto unimos que tenía un fuerte disparo, por donde pasaba, arrasaba. Es por esto que recibió el apodo de "Huracán". Pero no sólo vivía de la fuerza, sino que tenía un extraordinario talento en sus botas, regateando con muchísima facilidad a todos los contrarios que tenía por delante. Era muy difícil de parar por todo lo mencionado anteriormente y porque te salía por el exterior o por el interior. En sus cabalgadas te podía decidir un partido él solo, con sus disparos de fuera del área o llegando hasta el portero. Sin ser su punto fuerte los centros desde la banda, los suplía asociándose de maravilla con sus compañeros en forma de pases. Y a parte tenía gol. Un jugador extraordinario.
Empezaría su carrera en 1959 en su país. Con sólo 15 años, se vio en un plantel con jugadores de la talla de Nilton Santos, Zagallo, Amarildo y Garrincha. Precisamente tuvo que suceder a este último, como gran estrella y líder del Botafogo. Al principio de su carrera, al coincidir con Garrincha sobre el campo, tenía que jugar en la banda izquierda o por el centro. Con la llegada de otro chaval que haría historia junto a Jairzinho, tanto en Botafogo como en la selección brasileña, como es Gerson, ganarían en 1964, el torneo Rio-Sao Paulo. Con la marcha de Garrincha, se afianzó en la banda derecha y no la soltaría, lo mismo que su número 7. El Botafogo de finales de los 60, era un equipo comandado por Jairzinho y Gerson, ya que todas las leyendas del Mundial 58 y 62 se habían retirado. Con ellos como líderes, se adjudicarían la Taça (Copa) de Brasil de 1968, el torneo Rio-Sao Paulo de 1966 y el Campeonato Carioca de 1967 y 1968.
En 1974 decidió que era hora de probar suerte en Europa y se marchó al Olympique de Marsella. Pero su estancia en Francia fue un desastre, ya que jamás se adaptó ni al idioma ni al país. Encima al agredir a un juez de línea, precipitó su marcha del club marsellés. En 1975 se marcharía a Sudáfrica unos meses, donde ficharía por el Kaizer Chiefs, para tener rodaje de cara al inicio del campeonato brasileño. En enero de 1976 ficha por el Cruzeiro, donde tendría una gran actuación y llevaría al club de Belo Horizonte a alzarse con la Copa Libertadores de 1976. Esto le haría enfrentarse al todopoderoso Bayern de Munich en la Intercontinental, pero la perdería. A partir de ahí inició un peregrinaje por varios países. De 1977 a 1981 jugaría en Portuguesa (Venezuela), Noroeste y Nacional (los dos de Brasil), Jorge Wilstermann (Bolivia) y 9 de Octubre (Ecuador). Se retiraría del fútbol en 1982, a la edad de 36 años, en el club donde se consagró como futbolista, se volvió estrella mundial y ahora acababa su carrera como gran leyenda, tanto de su equipo como de todo Brasil, el Botafogo.
En la selección brasileña jugaría el Mundial de 1966, en el que se eliminaría en primera fase, tras estar en el mismo grupo que la Portugal de Eusebio, Coluna y Simoes, la Hungría de Florian Albert y Bulgaria. Esta seleçao estaba formada por leyendas veteranas como Garrincha y Djalma Santos, las nuevas estrellas como Gerson, Tostao y el propio Jairzinho, mas el nexo de unión entre las dos generaciones, Pelé, que no darían el nivel que se esperaba de ellos. El Mundial de 1970, donde la canarinha sería campeona por todo lo alto, haciendo el mejor fútbol de todo el campeonato. Era un equipo entrenado por una antigua leyenda como Zagallo y con jugadores de la talla de Carlos Alberto, Clodoaldo, mas la inclusión de "los 5 diezes" (Pelé, Tostao, Gerson, Rivelino y el propio Jairzinho). Y el Mundial de 1974, donde la verde amarela sería cuarta, tras perder la final de consolación frente a la Polonia de Lato y Deyna. Los brasileros estaban comandados por Rivelino, Luis Pereira, Dirceu y el propio Jairzinho.
Jairzinho es con todo merecimiento, una de las mayores leyendas de Brasil. Un futbolista que jugaba alegre, con una sonrisa en la cara y que disfrutaba jugando al fútbol. Ahora se dedica a ayudar a gente desfavorecida de las favelas de Rio de Janeiro, integrando a los jóvenes en la sociedad mediante el fútbol. Y es que Jairzinho es ante todo una buena persona.
Empezaría su carrera en 1959 en su país. Con sólo 15 años, se vio en un plantel con jugadores de la talla de Nilton Santos, Zagallo, Amarildo y Garrincha. Precisamente tuvo que suceder a este último, como gran estrella y líder del Botafogo. Al principio de su carrera, al coincidir con Garrincha sobre el campo, tenía que jugar en la banda izquierda o por el centro. Con la llegada de otro chaval que haría historia junto a Jairzinho, tanto en Botafogo como en la selección brasileña, como es Gerson, ganarían en 1964, el torneo Rio-Sao Paulo. Con la marcha de Garrincha, se afianzó en la banda derecha y no la soltaría, lo mismo que su número 7. El Botafogo de finales de los 60, era un equipo comandado por Jairzinho y Gerson, ya que todas las leyendas del Mundial 58 y 62 se habían retirado. Con ellos como líderes, se adjudicarían la Taça (Copa) de Brasil de 1968, el torneo Rio-Sao Paulo de 1966 y el Campeonato Carioca de 1967 y 1968.
En 1974 decidió que era hora de probar suerte en Europa y se marchó al Olympique de Marsella. Pero su estancia en Francia fue un desastre, ya que jamás se adaptó ni al idioma ni al país. Encima al agredir a un juez de línea, precipitó su marcha del club marsellés. En 1975 se marcharía a Sudáfrica unos meses, donde ficharía por el Kaizer Chiefs, para tener rodaje de cara al inicio del campeonato brasileño. En enero de 1976 ficha por el Cruzeiro, donde tendría una gran actuación y llevaría al club de Belo Horizonte a alzarse con la Copa Libertadores de 1976. Esto le haría enfrentarse al todopoderoso Bayern de Munich en la Intercontinental, pero la perdería. A partir de ahí inició un peregrinaje por varios países. De 1977 a 1981 jugaría en Portuguesa (Venezuela), Noroeste y Nacional (los dos de Brasil), Jorge Wilstermann (Bolivia) y 9 de Octubre (Ecuador). Se retiraría del fútbol en 1982, a la edad de 36 años, en el club donde se consagró como futbolista, se volvió estrella mundial y ahora acababa su carrera como gran leyenda, tanto de su equipo como de todo Brasil, el Botafogo.
En la selección brasileña jugaría el Mundial de 1966, en el que se eliminaría en primera fase, tras estar en el mismo grupo que la Portugal de Eusebio, Coluna y Simoes, la Hungría de Florian Albert y Bulgaria. Esta seleçao estaba formada por leyendas veteranas como Garrincha y Djalma Santos, las nuevas estrellas como Gerson, Tostao y el propio Jairzinho, mas el nexo de unión entre las dos generaciones, Pelé, que no darían el nivel que se esperaba de ellos. El Mundial de 1970, donde la canarinha sería campeona por todo lo alto, haciendo el mejor fútbol de todo el campeonato. Era un equipo entrenado por una antigua leyenda como Zagallo y con jugadores de la talla de Carlos Alberto, Clodoaldo, mas la inclusión de "los 5 diezes" (Pelé, Tostao, Gerson, Rivelino y el propio Jairzinho). Y el Mundial de 1974, donde la verde amarela sería cuarta, tras perder la final de consolación frente a la Polonia de Lato y Deyna. Los brasileros estaban comandados por Rivelino, Luis Pereira, Dirceu y el propio Jairzinho.
Jairzinho es con todo merecimiento, una de las mayores leyendas de Brasil. Un futbolista que jugaba alegre, con una sonrisa en la cara y que disfrutaba jugando al fútbol. Ahora se dedica a ayudar a gente desfavorecida de las favelas de Rio de Janeiro, integrando a los jóvenes en la sociedad mediante el fútbol. Y es que Jairzinho es ante todo una buena persona.
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