jueves, 30 de marzo de 2017

RUI COSTA, CLASE Y ELEGANCIA EN LA TIERRA DEL FADO





Les voy a hablar de uno de los mejores jugadores de la historia de Portugal, Manuel Rui Costa.

Rui Costa fue un futbolista portugués, de los años 90 y la primera década de este siglo. Jugaba como centrocampista, actuando como enlace o mediapunta. Derrochaba clase por los cuatro costados. Su fútbol era como escuchar música clásica, como la mejor fragancia del mejor perfume y como saborear una buena cerveza, un buen vino, un buen cava o una comida muy sabrosa. Verle jugar era pura delicia. Acariciaba el balón, como quién da una caricia de amor a su pareja. Llevaba el balón cosido a sus botas, con lo cual era imposible que le quitaran el balón. Podía desequilibrar al contrario, con un simple detalle técnico, debido a su talento y a que manejaba muy bien las dos piernas. Llevaba el fútbol en su cabeza, con la que daba maravillosas asistencias y se encargaba de llevar el timón de su equipo. Pese a que su forma de jugar pueda parecer que no era rápido y que jugaba siempre en la misma zona, pero la realidad es que no era nada lento, sino mas bien rápido y se movía por todo el centro del campo, con total libertad. Era un gran lanzador de tiros libres, saques de esquina y penaltis, además de poseer un gran disparo lejano. No sólo era un estilista, sino que también colaboraba en tareas defensivas. Un jugador maravilloso, con un talento espectacular en sus botas, que llegó a ser de los mejores centrocampistas del mundo en aquella época.

Empezó a jugar en las categorías inferiores del Benfica, recomendado por la gran leyenda benfiquista y portuguesa, Eusebio. Cuando ya se hizo mayor, comenzó su carrera profesional en 1990 en el modesto Fafe, cedido por el Benfica. Solo estaría una temporada allí, volviendo rápidamente al Benfica en 1991. En el conjunto lisboeta jugaría tres temporadas a un gran nivel, ganando la Superliga portuguesa de 1994 y la Taça (Copa de Portugal) en 1993. En las águilas jugaría al lado de Mostovoi, Paulo Sousa, Schwarz, Joao Pinto y Abel Xavier. Su buen hacer en el conjunto encarnado, llamaría la atención de las mejores ligas de Europa, desembarcando en la Serie A italiana, que era la mejor liga del mundo por aquella época. Ficharía por la Fiorentina en 1994. En el conjunto de Florencia jugaría siete temporadas a un nivel espectacular, en las que se convertiría en una de las grandes estrellas de Portugal, del calcio italiano y en uno de los mejores centrocampistas del mundo. En el conjunto viola ganaría la Coppa en 1996 y 2001 y la Supercoppa de 1996, derrotando al Milan. En la ciudad de los Medici, formaría un tridente maravilloso con Batistuta y Toldo, pero también jugaría al lado de jugadores de la talla de Schwarz, Repka, Heinrich, Chiesa, Di Livio, Nuno Gomes, Años maravillosos de los de Florencia, con participaciones en Copa de la Uefa, Recopa y hasta la Liga de Campeones, que acabaron en 2001, con la marcha de sus estrellas, por culpa de una grave crisis económica. Y no queda ahí la cosa, sino que desembocó en el descenso a la Serie B y su posterior desaparición, por culpa de la quiebra del equipo, para volver a empezar de cero desde el fondo del calcio. Pero Rui Costa aunque parezca que dejó tirado a la Fiorentina, no es verdad, ya que tuvo suculentas ofertas, tanto económicas como deportivas, para dar el salto a cualquier grande de Europa y no lo hizo, porque se encontraba muy a gusto en la Toscana.

Ficharía por el Milan en 2001, como gran estrella. Pero en el conjunto lombardo no tendría el mismo rendimiento estelar, que tuvo en Florencia. Aunque hay que decir que las cinco temporadas que estuvo en Milán, dio un grandísimo rendimiento, sobre todo en sus primeros años, hasta que Kaká le quitó el puesto definitivamente. En el conjunto rossonero ganaría el Scudetto de 2004 y la Coppa de 2003. Pero sobre todo ganaría la Liga de Campeones de 2003, derrotando en la final a la Juventus, en la tanda de penaltis. Era un equipazo entrenado por Ancelotti y con jugadores de la talla de Cafú, Dida, Maldini, Nesta, Stam, Seedorf, Gatusso, Pirlo, Shevchenko, Inzaghi, Serginho, Costacurta, Kaká, Tomasson, Pancaro, Hernán Crespo, Gilardino y el propio Rui Costa. Tras quedarse sin sitio, por la edad y por la irrupción de Kaká, dejaría el Milan e Italia y volvería a Portugal. Ficharía por su Benfica en 2006. Pero entre lesiones y demás, aunque sería titular indiscutible, ya no era el mismo de antes y le costaba ser determinante, pero por supuesto, la clase la mantenía como en sus mejores años. Se retiraría del fútbol en 2008, a la edad de 36 años. 

Formaría parte de la maravillosa selección sub 20 portuguesa, que ganó el Mundial sub 20, con jugadores que luego pasarían a la absoluta y se le denominaría como "Generación de Oro". Con los mayores jugaría la Eurocopa de 1996, con los de la "Generación de Oro". Los Baía, FigoJoao Pinto y Couto, mas Paulo Sousa y Océano. Llegarían a los cuartos de final, en los que serían eliminados por la gran revelación del torneo, la República Checa de Nedved, Bejbl, Poborsky y compañía. La Eurocopa del 2000 sería el mejor torneo ( en cuanto a fútbol desplegado) de los lusos, con la misma "generación de oro", mas Abel Xavier, Costinha, Paulo Bento, Sergio Conceiçao, Pauleta y Nuno Gomes. Llegarían a las semifinales, en las que perderían frente a Francia, con un penalti muy polémico a favor de Francia, en el que se armó la marimorena. El Mundial de 2002, en el que haría el ridículo, eliminándose en primera fase. Y su último torneo sería la Eurocopa de 2004, en el que los lusos quedaron segundos, cayendo en la final ante Grecia, en lo que viene siendo uno de los mayores milagros en la historia del fútbol. En ese torneo, Rui Costa salía desde el banquillo, porque le había quitado el puesto Deco.

Rui Costa un jugador que es una grandísima leyenda en Portugal, la tierra de los fados. Pero su juego no era nada triste, como la música típica de Portugal (el país al que los romanos denominaron Lusitania), sino que es todo lo contrario, un juego muy alegre y que levanta al público de los asientos. Un jugadorazo al que todo el mundo quería verle jugar.

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