Les voy a hablar de uno de los mejores futbolistas de la historia de Austria. Johann Krankl, mas conocido como Hans o Hansi Krankl.
Krankl fue un futbolista austriaco, de los años 70 y 80. Jugaba como delantero centro, pero no era un "nueve" al uso. Su mayor cualidad era el gol, lo tenía entre ceja y ceja. Los metía de todas las maneras, con su pierna izquierda (la buena), con la derecha, de cabeza (siendo un grandísimo cabeceador) y de chilena. Tenía un fortísimo disparo con su zurda, metiendo golazos desde fuera del área. Aprovechando su gran disparo, solía ser el encargado de lanzar los tiros libres. Pero no sólo remataba los balones que le enviaban los compañeros o se aprovechaba de algún error rival para marcar gol, sino que él mismo se fabricaba sus propios goles, debido a la enorme clase que tenía en sus botas y a su fuerza y potencia, regateando a los rivales con suma facilidad. Además en su pierna izquierda, tenía mucho talento a la hora de colocar el balón, poniéndolo donde quería al disparar a portería. Se asociaba a la perfección con sus compañeros, llevándose consigo los marcajes individuales, gracias a que protegía de maravilla el balón y asistiendo a sus compañeros que venían desde atrás. Y se movía constantemente por todo el frente de ataque, siendo un incordio para las defensas. Un jugador extraordinario.
Krankl empezaría a jugar en su país en 1970, en el Rapid de Viena. En su primera temporada no jugaría casi nada, debido a su edad, así que sería cedido al Wiener AC en 1971. Lo haría fenomenalmente bien, demostrando su olfato goleador, con lo cual el Rapid lo recupero en 1972. Allí jugaría seis temporadas maravillosas en lo individual, perforando redes día si y día también, con unos registros totalmente espectaculares. Ganaría la Copa de Austria en 1976. Su enorme nivel en Austria, unido a su maravillosa aportación en el Mundial de 1978 con la selección austriaca, llamó la atención de las grandes ligas, desembarcando en la española, fichando en 1978 por el FC Barcelona. Rápidamente se le acogió como la nueva gran estrella blaugrana, en parte porque la gente pensaba que era el sucesor de Cruijff (que acababa de marcharse a Estados Unidos) y a Cruijff no se parecía en nada. Pero si que rindió como gran estrella del equipo. Metería la friolera de 29 goles en su primera temporada. Ayudó con sus goles a alzarse con la Recopa de Europa de 1979. Fue todo un logro, porque el equipo estaba muy lejos de ser el grande que había sido siempre y la prueba es que quedaron en quinta posición en liga. Y no es que tuviera una mala plantilla que digamos, con jugadores de la talla de Migueli, Rexach, Asensi, Neeskens y Lobo Carrasco.
Pero la final de la Recopa pudo no haberla jugado y es que el matrimonio Krankl tuvo un accidente de coche. Krankl no tuvo ningún rasguño de milagro, pero su mujer si y casi pierde la vida, si no llega a ser por la intervención rápida de los médicos y por toda Barcelona que se solidarizó con Krankl y fue a donar sangre para salvar la vida de su esposa. Cuando Krankl vio que no corría peligro, dejó el hospital y jugó ese partido, en el que marcó gol.
Krankl estaba en el mejor momento de su carrera y muy feliz, ya que su mujer estaba sana y salva, jugaba en un club histórico como el Barça y era uno de los mejores delanteros del mundo. Pero todo se torció con la llegada a los banquillos de una antigua leyenda culé, Joaquim Rifé. No congeniaron en ningún momento y acabaron fatal, dejando de contar para el entrenador. El presidente Josep Lluis Nuñez tomó parte por el entrenador y cedió a Krankl al First Viena en enero de 1980. En julio volvió al equipo, debido a que Rifé había sido destituido. Pero para el nuevo técnico Helenio Herrera no contaba en absoluto. Esto fue propiciado a que una leyenda sportinguista, se había hecho con el puesto de titular. Ese ariete era Quini. Además con las llegadas de los extranjeros, Schuster y Simonsen, que eran titulares indiscutibles, le impedían jugar debido a que en esa época, solo se podía jugar con tres extranjeros y el tercer extranjero era el defensa Zuviría, junto a Schuster y Simonsen. Harto ya de la vida en los grandes clubs y las grandes ligas, decidió que no quería jugar en otro sitio y volvió a su país, lejos de los grandes focos, fichando por su antiguo club, el Rapid de Viena en enero de 1981. Allí jugaría cinco temporadas y media, donde seguiría siendo una maquina de hacer goles. En esta segunda etapa, conseguiría muchos mas títulos, 2 Bundesligas austriacas (1982 y 1983) y 3 Copas de Austria (1983, 1984 y 1985). Ya veterano dejaría el club donde era toda una leyenda y ficharía por el Wiener Sport-Club en 1986. Allí jugaría dos temporadas y en la temporada 1988-1989 las jugaría en el Kemser y en el Austria Salzburgo (hoy en día propiedad de la Red Bull), donde se retiraría del fútbol a la edad de 36 años.
Con la selección austriaca jugaría el Mundial de 1978, en el que se clasificaría para la segunda ronda de grupos (hoy en día sería octavos de final), quedando en última posición del grupo formado por Países Bajos, Italia y República Federal Alemana. En ese torneo sería una de las grandes estrellas, lo que le valió para quedar en segunda posición en el Balón de Oro de 1978, tras Keegan y por delante de Rensenbrink. Y el Mundial de 1982, en el que volvería a repetir actuación, eliminándose en la segunda ronda de grupos, al quedar detrás de Francia. Krankl era la gran estrella de Austria, junto a Prohaska.
Krankl fue un fenomenal fútbolista, pero queda el regusto amargo de que salió por la puerta de atrás del Camp Nou. Encima solo jugó un año en la élite. El suyo es un caso curioso, porque pese a haber jugado en Austria toda su carrera (menos su corta etapa en Barcelona), es toda una leyenda en su país, de los mejores delanteros del mundo por aquella época y una leyenda del fútbol. ¡Que le quiten lo bailao!
Gracias amigo c los datos que. Aportaste.aqui en Argentina destacó en el 78 con golazos uno d ellos a Alemania,saludos dde sudamerica
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